05 febrero 2009

Clases de PINTURA

Siempre me había negado a dar clases de pintura, por múltiples razones, entre ellas la falta de tiempo, la duda de mi posible capacitación, la responsabilidad que debería asumir…
Después de sopesarlo con detenimiento me he decidido a intentarlo. Mi deseo sería no tener más de cuatro alumnos, los sábados, durante dos horas en principio, pudiendo ser tres si conviene y con los siguientes objetivos:

OBJETIVOS:
- Poder llegar a comprender las posibilidades de la imagen para expresar sentimientos y experiencias plásticas.
- Observar formas y colores del entorno.
- Conocer las técnicas más útiles para la realización de una obra.
- Aplicar los conocimientos y técnicas artísticas a la obra personal.
- Utilizar estos conocimientos para elaborar su propia obra.
- Poder expresarse y comunicarse con mensajes plásticos.
- Explorar materiales para conocer posibilidades.
- Conocer las posibilidades del ordenador como auxiliar de la obra.
- Conocer y desarrollar criterios de valoración de las obras artísticas propias y ajenas.

CONTENIDOS:

-Formas del entorno. Dimensiones. Proporciones. Tamaños. Volúmenes.
-Composición de la obra en el soporte: bidimensionalidad y tridimensionalidad.
- Indicadores de espacio.
- Materiales.
-Texturas.
- El color.
- Medios de representación: dibujo, pintura, collage, grabado, modelado, ordenador…
-Técnicas en pintura: óleo, acrílico, acuarela, pastel, tintas…
-Técnica del collage y materiales.


Para los interesados, contacto:
Julia Bejarano
C/ Pintor Pedro Flores, nº 6, 1º-P
30002-MURCIA
Tfns: 868945232 y 616448104

03 febrero 2009



Maceta que me impresionó por el contraste de luz que transmitía. Está hecha del natural en el campo de una pintora de Totana un día de convivencia con un grupo de pintores en ese lugar. No sé donde estará, pero para mí es una gozada su recuerdo y su contemplación

Desde un instante anterior


Amaneció un día frío. Se adelantó el invierno. Esta mañana me he estremecido cuando mi cuerpo, aún cálido bajo el estrenado y acogedor nórdico, ha recibido el impacto helado del frío mañanero del patio en mi primera visita para echar una mirada rápida por mis plantas y observar qué “recuerdos” ha dejado Platón por el suelo… Enseguida me he acordado también del pajarito Hito que ayer tapaste y sacaste del mirador alegando frío. Lo he destapado y he colgado su jaula en el balcón.
Pensando con qué mimo lo cuidas, enternecida y regodeada en la escena he tenido la impresión (a mi edad ya estoy muy sensible a las emociones) que aún dormías y como casi todas las mañanas, me he acercado a la puerta de tu habitación. Antes de llegar he sentido un calor poco usual y menos a esas horas. Al pasar por el cuarto de baño he descubierto, perpleja, que la estufa estaba encendida… ¡No podía creerlo!... ¡Desde ayer tarde!... ¡Toda la noche encendida!
No quiere ser este comentario un reproche, ya que todos y en especial mamá, nos lamentamos de que a veces nuestras distracciones nos juegan malas pasadas. Sé que has tenido un despiste, pero me gustaría comentarte con todo respeto, que aunque es a mí a la que le saldrá caro tamaño despiste, os va a revertir a todos vosotros en última estancia y es esto último lo que verdaderamente lamento.
No quiero que te sientas mal, sólo que entiendas mi enfado, que comprendas que no es una simple perorata de una madre histérica o ególatra maestra y que lo sepas analizar con esa mente filosófica que tan extraordinariamente luce tu persona.
Para todos son tiempos difíciles. Estamos sólo en el principio de una crisis de magnitudes incalculables. No son problemas que los gobiernos debieran solucionar solos, ni mucho menos. La mala gestión de muchos de nosotros, escuchando los cantos de sirena del capitalismo-consumista que nos ha intentado convencer que nos daba duros a peseta y los bancos, usureros, que hicieron suya la frase de “A río revuelto, ganancia de pescadores” nos están implicando demasiado en esto de apretarse el cinturón y hemos pagado todos. Y si encima eres pensionista, al frente de dos hijos aún gastando en su futuro, llevando una casa para adelante, arrastrando mala salud, deudora de “ciertos Kilos” con ojos en el paraíso pero manos en arcas ajenas… Yo, con el pensamiento en el corazón y las manos en “mis labores, sólo en mis labores”… no tengo más remedio que ser un poco rácana, yo diría económica… Y lo digo, no con vergüenza, sino con el orgullo que heredé de mis seres queridos, no como se heredan los genes, ya sabes, ni como se heredan algunas enfermedades, sino como se trasmite el amor y las buenas costumbres. En la escuela siempre expliqué, cuando llegaba la clase de economía-reciclaje, lo que la yaya María me hacía vivir a mí con nueve años: El yayo gastaba unos calzoncillos blancos de punto, (como las camisetas blancas de verano que abarrotan vuestros armarios) bombachos hasta los tobillos. Cuando se le desgastaban las rodilleras, cansadas de zurcidos y remiendos, la yaya cortaba las perneras y primorosamente las abría por los lados, las cosía una contra otra, les añadía a los elásticos que se ajustaban al tobillo unas cintas blancas con entredoses de ganchillo y yo estrenaba una linda camisilla. Me encantaban. Nunca reprochaba nada, porque mi madre además, vendía muy bien esas escaseces. Me recitaba algo que, según ella, andaba en las memorias del pueblo…”!Cago en diez y rediez, cuánto me quiere mi madre, que me ha hecho unos calzones nuevos de unos viejos de mi padre!”.
Ya ves, hijo, esa es la cultura que he mamado y de la que me siento orgullosa, que intenté transmitir ilusionada a mis alumnos a modo de lección y que me sentiría inmensamente feliz que mis hijos heredaran.
Por eso, esta mañana fría de otoño-invierno, he puesto mis recuerdos a calentar bajo los rescoldos de la estufa ya apagada y mis pensamientos a cavilar…
Cavilo de qué manera podría aprovechar los recursos que me proporciona esta sociedad de consumo, empeñada en crear cosas inútiles para hacerme más complicada y costosa la vida e intentar crear cosas útiles o, por qué no, hermosas, que nos hagan la existencia y esta cochina crisis menos fría… Ya te iré contando lo que se me ocurre… Y tú, cada vez que te duches, acuérdate de apagar la estufa!
Un beso


Este es el último retrato por encargo. Ha sido especialmente emotivo trabajar en él, tanto por el tema como por los recuerdos que me ha provocado. Me encanta hacer retratos. Tengo proyectado terminar uno de mi hija Laura y otro del hijo de una amiga...

A Tomar vientos



Abanico inspirado en el refajo murciano. Lo "perdí" en una exposición colectiva hace algunos años. He recuperado la idea del diseño para hacer una colección nueva. Es el nuevo proyecto para esta primavera...